domingo, 21 de septiembre de 2008

Elena 1974

Quisiera plasmar con fidelidad los hechos que acontecieron hasta el día de hoy, las aventuras y desventuras que debiste correr en los primeros años de tu juventud, la racionalidad temprana que te llevo a ser la persona que hoy eres, la expoliación de tu inocencia, etc… pero esto es imposible pues nadie, ni siquiera tu es capaz de recordar con fidelidad cuando se ha sufrido y amado como tu. Así que con tu permiso, recrearé en mi mente a partir de tu partida una historia que siempre imaginé.
Una historia en la que la joven Elena marchó de su pueblo, un pueblo grande pero al fin y al cabo un pueblo, marchó cuando las mujeres aun carecían de iniciativa, supongo que por esto mismo marchó, en aquel entonces asombraba su curiosidad política, sexual, estética, algo que hoy no parecería en modo alguno fuera de lugar, debido a la posición que hoy treinta años más tarde tenemos. No olvidemos que aquél país estaba sometido a la vigilancia continua, a la felicidad impuesta de domingos de misa, estofado de patatas día si y día no, mujeres sumisas a hombres donde de puertas adentro lo que sucediera por violento que fuese no dejaban de ser disputas matrimoniales, nada que no se arreglase con un padre nuestro. Pero ya estaba cerca la explosión y Elena lo intuía, su alma inquieta no pudo y marchó. Guiada por consignas que lejanamente venían de otros lugares, paz, libertad, amor… confiada, pues no tenía nada que perder, sola, imagino que en alguna ocasión estuvo asustada, pero todo estaba cambiando, y ella lo disfrutaba, por fin encontraba otras Elenas en el camino, también huidas de sus pueblos en busca de la ansiada y famosa libertad, la explosión había llegado y los jóvenes del continente estaban deseosos de compartir, de amar… Era el escenario perfecto para una chica como ella, y en aquel escenario hizo su aparición estelar el personaje principal del primer acto, el sabio profesor maduro, maestro en apariencia de todo tipo de disciplinas, pero sobre todo de la práctica del ardid más elegante, el personaje perfecto del que engancharse…

9 comentarios:

Sintagma in Blue dijo...

Esos hombres trampas son de mil anzuelos...

coco dijo...

Si el profesor, cuando se va de vacaciones, lleva un látigo y un sombrero. Es Indiana Jones, un adicto al BDSM. O una drack queen.

Divina nena dijo...

en fin, mil anzuelos, veremos en que termina el arrogante profesor...

Bessss

conde-duque dijo...

¿Y cómo sigue la historia?
Nunca he entendido eso de que a las chicas os gusten los profesores... No sé, me parece incestuoso. ¿Será por eso? ¡Freud, ayúdenos!

Divina nena dijo...

Será Sr.Conde, será por eso, es que lo sucio siempre atrae ¿no le parece? ;-)

La independiente dijo...

Yo también me quedo con ganas de saber la historia de la chica adelantada liada con el profesor.
Aunque no entiendo lo que dice Conde de incestuoso... No sé, no me parece incestuosa la relación. En todo caso, me parecería que el profesor juega con ventaja por aquello del deslumbramiento ante quien nos enseña cosas, pero de ahí a que la relación fuera incestuosa va un trecho... :-)

Siga con la historia, por favor, Divina.

Un beso,
X.

Divina nena dijo...

Cuidado Sr.X con los deslumbramientos, que eso dura lo que dura...y si no hay más...ciao

Anónimo dijo...

Esos... uf, ese tipo de profesores son los más peligrosos.

Anónimo dijo...

Esos... uf, ese tipo de profesores son los más peligrosos.