domingo, 20 de septiembre de 2009

Ay tanguito!



Tanguito, tanguito, mirá vos que acá te encuentro tras tantísimo tiempo, tanto como mi vida. Mi vida que una vez te pudo pertenecer, al menos una mínima parte de ella, al menos cuando mi persona aún era mínima, al menos en algún lugar del tiempo que vivimos, y así con este enredo, con esta velocidad que tomo al hablar, tendríamos que hablar tanto. Sigo enredando, tanto y nada. Así es mi querido tanguito, creo conocerte profundamente, creo saber que dice tu mirada nostálgica, creo conocerte por tus andares, creo que tu voz rota de acento porteño me acaricia como si fuese una niña pequeña, pero solo es creer. Objetivamente ¿que se de vos?, y aún voy más allá ¿ que sabes de mi? Así es, durante toda mi vida te he tenido presente, más de lo que debiera o al menos quisiera, sin embargo hoy que te miro cara a cara, ya en la edad adulta, habiendo sufrido problemas similares a los tuyos ¿Qué encuentro? El desasosiego se apodera de mi por un momento, me parece que todos estos años has sido un espejismo, una invención de niña rarita. Hoy eres un pintor bohemio que anda por las calles de Barcelona, ayer un escultor reconocido en alguna Isla del país, antes de ayer un revolucionario exiliado, hoy artista callejero, pero el desasosiego no desaparece porque estos títulos que yo misma te he ido dando no son más que mentiras. Sabes que era una cría mentirosilla, y para alguien así tu eras el personaje perfecto, si no estabas presente en mi día a día podía crearte cada mañana y reinventarte una y otra vez, sin cansarme, siempre creaba una historia entorno al Señor Tanguito, siempre hasta hoy. No por falta de creatividad, podría seguir así hasta el final, sin embargo te miro, y ya no quiero seguir inventándote, quiero conocerte realmente, quiero conocer tus verdaderas miserias, ya no me asustan, te lo prometo, he aprendido a no soñar, a diferenciar las mentiras, me hice mujer, tal vez no te dabas cuenta, pero el tiempo pasaba y sin darnos cuenta acá nos encontramos, casi treinta años después, ya no más mentiras, no más prejuicios, seamos sinceros, el uno con el otro.
Ya no te venero, eso es si que es una verdad, la primera ¿Seguimos? Ya no te reinvento. Ya no doy mi vida ni mis noches de insomnio por vos. Ya no te necesito, porque aquél tiempo pasó. Pero no puedo decir que ya no te quiero, que ya no me preocupes, que ya no eres mi tanguito, porque ahí no decido yo.
Ahora te toca a ti.

9 comentarios:

Roberto dijo...

con estas letras te reinventas a cada paso...yo lo tendría claro!

me gusta ese punto de desesperación con el que escribes, pero mucho...

un beso

Microalgo dijo...

Enhorabuena por el despegue, en todo caso.

(Siguen los dos acordes con los que los tangos acaban, algo así como chin-pón).

Divina nena dijo...

Gracias a ambos, si Roberto, me gusta transmitir los desasosiegos cotidianos, y tu los encuentras siempre ;-)

Micro ¿te gustó el tango? y por cierto me encanto tu visita.

PSYCOMORO dijo...

Me gusta pensar que hay gente que mira desde el lado inclinado, desde allí donde las cosas sólo existen porque alguien las escribe. Es lo que me atrae de esa manera entre triste y rebelde que usas para traer las cosas por aquí. Un beso.

Divina nena dijo...

Psyco, me gusta tu forma de verlo, porque realmente es así, existen porque lo escribes, tal vez si no fuese por eso...

Vagamundo dijo...

Al compás de un tango, los momentos mejores y peores de mis vidas pasadas. Por añoranza o despecho, por nostalgia o melancolía, que se marchite la frente o bien el corazón, el tango y yo hemos dejado de hablarnos hace tiempo ya.

NoSurrender dijo...

el tiempo cicatriza casi todas las heridas. No es que nos quedemos como si nunca hubiéramos tenido heridas, claro que no. Pero, ¿qué es la vida sino una colección de ciatrices que se marcan al sol?

Besos y tango para vos, divina nena

Roberto dijo...

volví por aqui...echo de menos tus palabras...
besos, muchos...

Xavie dijo...

Buen texto, señorita Divina, buen texto. Se nota la tensión y el drama...

Cada vez mejor, sí señor.

Un beso,
X.