jueves, 3 de septiembre de 2009

EL VACIO - II ACEPCIÓN

Nunca un lugar tan vacío estuvo tan lleno, y nunca un lugar tan lleno me resultó tan vacío.
En la cama, desde dónde veo Júpiter, es decir mi lado de la cama, no hay nadie, sólo yo, silencio rotundo, interrumpido únicamente por el balanceo de las hojas de las viejas palmeras del jardín abandonado, y me giro para dormir en posición fetal y noto tu presencia, te huelo, te siento respirar, enciendo la luz y no hay nadie, sólo mi imagen reflejada en los espejos, y no lo entiendo, porque apenas pasaste tiempo aquí, y pienso en lo jodido que es recordar lo que no ocurrió. No puedo dormir, me visto, salgo a la calle, encontraré a gente que conozco en la plaza tomando cañas. Subo la calle, bajo la cuesta, paso el arco y busco – Hola ¿qué tal?, un “Vargas” por favor- Risas, conversaciones interesantes, y tengo que concentrarme, por un momento he visto la plaza vacía, sólo yo, y hago un esfuerzo mental para centrarme y ver que no estoy soñando, porque ya nunca sueño, estoy en la calle y no está vacía… Soy yo la que tiene un vacío, el vacío de ti.

3 comentarios:

NoSurrender dijo...

Decía el doctor Sabina, "nos envenenan los besos que vamos dando" y asentía el doctor Cohen diciendo “No hay cura para el amor”.

Besos.

PSYCOMORO dijo...

Los espacios de esa cama pesan tanto como la fuerza de esa mirada que intenta adivinar la oscuridad. Nadie está libre del recuerdo pero todos podemos caminar por lugares que sólo nosotros conocemos. Allí se esconden los momentos que nos explican por qué las cosas son como son. También nos espera una sonrisa que nos conoce desde hace demasiado tiempo. Un beso.

Divina nena dijo...

SR. Lagarto, !Qué grandes doctores! qué sabios,y cuantos nostálgicos andamos sueltos sin remedio...
Un beso enorme
PSYCOMORO, así es como dices, nadie está libre del recuerdo, pero seguiremos adelante, aunque sea por esa sonrisa de la que hablas. Besos