domingo, 22 de noviembre de 2009

Changes


Que ya no te quiero como antes solías decirme, que la locura de mi mirada había desaparecido, que las ansias por tu cuerpo se habían disipado, que… qué más da amor, tanto preguntaste que me hiciste pensar en algo que no existía, y me cuestioné tanto a mi misma que acá llegué, si, mi amor, lejos, creaste este animal que soy hoy, y tan lejos que jamás podrás seguirme con el olfato, jamás oirás mis taconeos cortitos, jamás porque tanto preguntar y tanto cuestionar provocó una nueva obra, otra Laura, tan distinta a la que te amaba cada noche, a la que reía sin parar tus chistes sin gracia, a la que te admiraba escuchándote sobre el universo, tan diferente que ya ni la recuerdo bien. Tal vez era cierto que no te quería, no te deseaba, no quería morir de amor por vos, pero solo tal vez, porque las personas debemos vivir el instante y no cuestionar a cada paso nuestros actos, sentimientos, proyectos, y realidades, sino ¿qué somos? ¿Quiénes? De ahí salió esta creación. Ahora vivo en el norte, hace mucho frío y siempre llueve, aunque la belleza del paisaje lo disipa y me llena, trabajo desde casa, es una suerte vivir en esta era y permitirte estar alejada de las ciudades, de la gente, de lo cotidiano. Acá cada día descubro algo nuevo, comencé a montar en bici y cuando el tiempo me da tregua paseo como una niña pequeña con los ojos bien abiertos para que no se me escape nada de este maravilloso lugar. Si, ya se, te digo que me inventé a otra, no extraño las cenas en aquellos restaurantes que solíamos visitar, ni el arreglo de todas las mañanas antes de acudir a las reuniones, le dejé las perlas, los trajes y el apartamento del centro a mi hermana Raquel, acá no me hace falta nada de eso.
Y mirá, te escribo hoy tras dos años porque tuve un flash la otra noche cocinando, imágenes de la vida que teníamos, eran hermosas, y pensé que éramos felices, y en como las personas cambiamos de un estadio a otro sin apenas darnos cuenta. Mi caso es un poco más notorio, ha sido un cambio radical, pero amor mío todos lo hacemos, a pesar de los tópicos que intentamos creernos, esos del tipo “a mi no me cambia ni Dios” esos suelen aparecer sobre todo en la juventud. Pero mírate, cuando te conocí eras muy distinto a cuando me marché, materialista, sumamente ambicioso, frío, hermético, y aparecí con mi locura en tu vida, con mis ideas revolucionarias, mis sueños de cambiar el mundo, y vos te fuiste dulcificando, aprendiste a sonreír, mientras yo fui mutando al otro lado, cada vez tenía mayores necesidades materiales, todo lo quería tener controlado, el tiempo me era insuficiente, estirar el día era mi premisa al levantarme, y bueno así nos acomodamos, pero fíjate como cambiamos, según la necesidad, el momento de la vida, las personas que te rodean y no por eso debemos sentirnos “chaqueteros” tu ya me entiendes mi amor. Piensa en como eras cuando tenía 20, 35 y ahora con 50 ¿Acaso te crees diferente a mi y te consideras fijo en tus ideas y modo de vida?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me pedistes una cosita......... solo decirte que me gusta (supongo que sabes quien soy ....... la mas de las mas)))

PSYCOMORO dijo...

Bello canto al pasado, Divina. Con unos guiños de poder que hierven desde la seguridad de las cosas bien hechas. Mi más sincera enhorabuena. Se echaba de menos...

Divina nena dijo...

A, se quien eres, como no, gracias, me sirve mucho ;-)

Psycomoro, muchas gracias por tus palabras, estuve en Buenos Aires y la nostalgia me apartó de la tecnologia,jeje :-) Un abrazo