sábado, 1 de noviembre de 2008

Todos los Santos


1 de noviembre, pequeña ciudad del sur, como todos los años mis padres acompañan a mi abuela a hacer la ruta de los cementerios, va con ellos la pequeña de la casa, no le queda otra. Ropa de domingo, flores, escaleras, miradas de cariño a la lápida donde el nombre tallado de los seres queridos traen a la memoria recuerdos de las tardes con el abuelo, de esa tía a la que visitabas cuando pasabas por su casa, del buen padre que te quería sin condiciones… Pero sales del cementerio y posiblemente ya no vuelvas hasta el 1 de noviembre de 2009, cuando te das cuenta que el dolor que se te agarraba al estómago el día de la muerte de ese ser que hoy visitas es hoy un recuerdo vivo porque solo se muere si se olvida. Y así sin más, al coche en dirección al restaurante donde la mesa familiar está reservada, comida con conversaciones triviales, paseo por el barrio, merienda en casa con gachas, torrijas y leche frita. Brasero, película, y ya está, el día de los santos ha terminado otro año más.

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