domingo, 27 de abril de 2008

El placer de leer

La SGA (Sociedad General de Autores) ataca de nuevo. Escrito y firmadopor José Luís Sampedro, escritor, filósofo y buena gente.POR LA LECTURACuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez unMaestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit. A punto dejubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque notenía clases porque allí, en un despachito que le habían cedido, atendía subiblioteca circulante. Era suya porque la había creado él solo, con librosdonados por amigos, instituciones y padres de alumnos.Sus 'clientes' éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes sólocobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro a lasemana. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May.Muchos años después hice una visita a una bibliotequita de un pueblomadrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargorecientemente una joven titulada quien había ideado crear un rincónexclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos.Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les servíade guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban allí unrato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando regresaban a porellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieranquedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo.Durante la espera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeabany a veces también ellas quedaban prendadas.Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos:algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que unasimple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera otrosmundos.Y aún más, años después descubrí otro prodigio en un gran hospital deValencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan laslargas esperas y angustias tanto de familiares como de los propiosenfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada. Con uncarrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por lasdistintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con laadministración intentando convencer a burócratas y médicos no siempreabiertos a otras consideraciones, de que el conocimiento y el placer queproporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los añosha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con unservicio de préstamos y unas actividades que le han valido, además delprestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio delgremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro.Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesónbibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de pago.Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por cada libroprestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a los autores deldesgaste del préstamo.Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga unasuma es porque:a) obtiene algo a cambio.b) es objeto de una sanción.Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada laadquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe ser multada porcumplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros ylectura?Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la operación?¿Acaso dejaron de cobrar por el libro? ¿Se les leerá menos por serlecturas prestadas? ¿Venderán menos o les servirá de publicidad el préstamocomo cuando una fábrica regala muestras de sus productos? Pero, sobre todo:¿Se quiere fomentar la lectura? ¿Europa prefiere autores más ricos peromenos leídos?No entiendo a esa Europa mercantil. Personalmente prefiero que me lean ysoy yo quien se siente deudor con la labor bibliotecaria en la difusión demi obra.Sépanlo quienes, sin preguntarme, pretenden defender mis intereses deautor cargándose a las bibliotecas. He firmado en contra de esa medida endiferentes ocasiones y me uno nuevamente a la campaña.¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS!José Luis Sampedro

1 comentario:

Divina nena dijo...

Me pareció interesante compartir con quienes pasen por acá, aunque sea de purita casualidad, este "manifiesto" de Sampedro. No tenía ni idea de que esto pudiese llegar a suceder, me da que pensar si vivimos en una sociedad donde lo único importante es sacar beneficio económico de cualquier tipo de actividad, olvidándonos del motivo principal, o incluso de la falta de utilidad de ciertas actividades. A mi me ha servido al menos para reflexionar sobre este tema entre otros. Un saludo