martes, 4 de noviembre de 2008

Culpabilidad



- No puedes imaginar lo mal que la encontré, era como un animalito desvalido, desnuda, en un rincón de su piso, con la piel mortecina, sus grandes ojos negros estaban pequeñitos de tanto llanto, tan flaquita, tan pequeña, tan triste… es increíble como la tristeza había acabado con esa mujer que era todo arrojo, belleza, fortaleza. La tomé en mis brazos con mucha delicadeza, no sabía si tendría algún daño corporal por la postura que había tomado, al acercarme a su rostro observé que estaba deshidratada, los labios ensangrentados. La arropé en su cama, le preparé algo caliente, que por supuesto no tomó, y ahora me siento culpable. Tal vez no debía haberla llevado al hospital, hacerme yo mismo cargo de su recuperación, créeme no sabía que hacer, tuve que ser frio y objetivo, lo importante en aquel momento era su estado físico, me sentía tan impotente…
- Deja de culparte, lo que hiciste fue lo más correcto, no seas tan romántico, tu solo no habrías podido con ella, además, y perdona que sea tan dura, ella no te ha amado nunca, y no sólo eso, dejó de amarse a sí misma el día que ese hombre entró en su vida, se abandonó, y solo el tiempo, mucho tiempo podrá curarla, si es que tiene cura. Te repito que hiciste lo correcto, si no es por tu añoranza por ella e insistencia en verla fuese como fuese imagina lo que podría haber ocurrido, porque está claro que si por ese tipo fuese ella no estaría en esa cama intentando sobrevivir.

3 comentarios:

Txe Peligro dijo...

duro y hermoso

Divina nena dijo...

Si, lo bello a veces tienes tintes de decadencia, de oscuridad, de dureza...

Anónimo dijo...

La belleza está en todas partes, también en la realidad, por dura que sea...

Me ha roto el corazón tu relato, divina