
Siempre he tenido claro que negando tu existencia lo tenía todo ganado, solo yo sabía de tu colaboración, y cerraba los ojos, dormía, de acuerdo ese día no muy bien, pero dormía y si bien no olvidaba y nunca lo hago ni lo haré, se pasaba el tormentoso día y continuaba. Las miradas de confianza, las sonrisas de placidez, el abrazo amigo, el beso de amor, la palmadita por el buen trabajo, todo continuaba, ¿Cómo reconocerte en mi vida? Tenías que comprenderme, me conocías bien, pero como no me canso de decirte, eres una jodida zorra y tenías que salir del agujerito del bolsillo donde siempre te he llevado, quisiste ser protagonista, y saliste por la puerta grande. Me podías haber enfrentado a los años, a los meses, a los días, atrasados donde habías protagonizado momentos inolvidables, sin embargo tu actuación estelar guardaba una sorpresa, me demostraste que no solo existías a pesar de mi negación contundente y continua, sino que fui víctima de ti, esta vez no me acompañabas a mi. Me golpeé fuertemente, joder aun me escuecen las heridas, si señora, toda una vida de mentiras, mentirijillas, mentiras piadosas, y no te vi cuando me atacaste. ¡Qué incertidumbre tan grande me has creado! ¿Cómo se ahora donde está la verdad? Te has vengado y bien, me despisté, una llamada aquel caluroso 11 de mayo, te negué, no podía creer que me hubieses estado traicionando durante tres amargos años.
Ahora lo entiendo, a la mentira por más que se la niegue no deja de ser, no deja de existir, nos enfrenta tarde o temprano, tal vez al principio de algo, tal vez al final de los días, es una jodida zorra que no puede mantenerse callada, entrometida…